La
operación político-histórica más insidiosa a la que asistimos hoy en España es el intento de secuestrar la figura de Manuel Azaña para convertirla en falso paladín de un nacionalismo español unitario y centralista, incompatible con los nacionalismos periféricos. Enemigo de ellos. Algo que, por fortuna, ha empezado a desenmascarar en este periódico su editor, el profesor Juan Marichal, en su artículo del pasado día 3, Cataluña, paradigma español.
XAVIER VIDAL-FOLCH
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