miércoles, 30 de mayo de 2018

Habaneras de Cádiz


Carlos Cano (Granada, 28 de enero de 1946, 19 de diciembre de 2000), fue un cantautor y poeta andaluz que recuperó estilos tradicionales andaluces relativamente olvidados como el trovo popular, y muy especialmente la copla.

El poema "Habaneras de Cádiz" (1984), al que Carlos Cano puso música, es desde hace veinte años como un popular pregón universal de la ciudad de Cádiz, con infinidad de grabaciones e interpretaciones por todo tipo de solistas  y conjuntos. Ha sido grabada y cantada, entre otros intérpretes, por el autor de su música, Carlos Cano, María Dolores Pradera, ...

                         I
Desde que estuve, niña, en La Habana
no se me puede olvidar
tanto Cádiz ante mi ventana, Tacita lejana,
aquella mañana pude contemplar...
Las olas de la Caleta, que es plata quieta,
rompían contra las rocas de aquel paseo
que al bamboleo de aquellas bocas
allí le llaman El Malecón...
Había coches de caballos, que era por mayo,
sonaban por la Alameda, por Puerta Tierra,
y me traían, ay, tierra mía,
desde mi Cádiz el mismo son...
El son de los Puertos, dulzor de guayaba,
calabazas, huertos...
Aún pregunto quién me lo cantaba...

                      Estribillo
Que tengo un amor en La Habana
y el otro en Andalucía,
no te he visto yo a ti, tierra mía,
más cerca que la mañana
que apareció en mi ventana
de La Habana colonial
tó Cádiz, la Catedral, La Viña y El Mentidero...
Y verán que no exagero
si al cantar la habanera repito:
La Habana es Cádiz con más negritos,
Cádiz, La Habana con más salero.

                            II
Verán que tengo mi alma en La Habana
no se me puede olvidar,
canto un tango y es una habanera,
la misma manera
tan dulce y galana y el mismo compás.
Por la parte del Caribe así se escribe
cuando una canción de amores, canción tan rica,
se la dedican los trovadores
a una muchacha o a una ciudad...
Y yo, Cádiz, te dedico y te lo explico
por qué te canto este tango que sabe a mango,
de esta manera esta habanera
de piriñaca y de Carnaval...
Son de chirigota, sabor de melaza,
Guantánamo y Rota...
¡Que lo canta ya un coro en la plaza!
              Al estribillo y final


La flor de la canela


El pasado lunes 28 de mayo se despidió de este mundo María Dolores Pradera, en su Madrid natal. Deja atrás una rica trayectoria profesional, primero como actriz y luego como estilista de la canción. A ella se debe la popularización en España de buena parte del gran repertorio hispanoamericano, temas firmados por Chabuca Granda, Atahualpa Yupanqui, Cuco Sánchez o José Alfredo Jiménez. A la vez, elevó a la categoría de clásicas las composiciones de cantautores españoles como Carlos Cano y Joaquín Sabina.

La flor de la canela es un vals peruano compuesto por la cantautora Chabuca Granda en 1950, que se ha convertido en uno de las más representativos del Perú.

Déjame que te cuente limeño,
Déjame que te diga la gloria
Del ensueño que evoca la memoria
Del viejo puente, el río y la alameda.

Déjame que te cuente limeño,
Ahora que aún perdura el recuerdo,
Ahora que aún se mecen en un sueño,
El viejo puente, el río y la alameda.

Jazmines en el pelo y rosas en la cara,
Airosa caminaba la flor de la canela,
Derramaba lisura y a su paso dejaba
Aromas de mistura que en el pecho llevaba.

Del puente a la alameda menudo pie la lleva
Por la vereda que se estremece al ritmo de su cadera.
Recogía la risa de la brisa del río
Y al viento la lanzaba del puente a la alameda.

Déjame que te cuente limeño,
Ay, deja que te diga, moreno, mi sentimiento,
A ver si así despiertas del sueño,
Del sueño que entretiene, moreno, tu pensamiento.

Aspira de la lisura que da la flor de canela,
Adornada con jazmines matizando su hermosura;
Alfombra de nuevo el puente y engalana la alameda
Que el río acompasará tus pasos por la vereda.

Y recuerda que...

Jazmines en el pelo y rosas en la cara,
Airosa caminaba la flor de la canela,
Derramaba lisura y a su paso dejaba
Aromas de mistura que en el pecho llevaba.

Del puente a la alameda menudo pie la lleva
Por la vereda que se estremece al ritmo de su cadera.
Recogía la risa de la brisa del río
Y al viento la lanzaba del puente a la alameda.


miércoles, 16 de mayo de 2018

Mayo del 68


El Mayo del 68 fue en España, como en otros países, una rebelión de los jóvenes, en gran parte de los universitarios. Mediados los años sesenta, la España franquista presumía de un milagro económico que hizo aumentar unas clases medias, cuyos hijos accedían cada vez en mayor número a la Universidad. Desde 1956 había irrumpido en escena una nueva generación, la de los “hijos de los vencedores y de los vencidos”, que pretendían clausurar la Guerra Civil e iniciaron una creciente confrontación con la dictadura.

Unamuno, convencer o vencer


Este es el templo de la inteligencia y yo soy su sumo sacerdote. Estáis profanando su sagrado recinto. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero no convenceréis. Para convencer hay que persuadir, y para persuadir necesitaríais algo que os falta: razón y derecho en la lucha. Me parece inútil el pediros que penséis en España. He dicho”. Según la historia que varias generaciones de españoles han aprendido, así terminó Miguel de Unamuno su interpelación al general José Millán Astray en el paraninfo de la Universidad de Salamanca el 12 de octubre de 1936. Así se redimió el intelectual vasco de su apoyo a los golpistas, y así se convirtió en símbolo de la democracia contra la dictadura, la civilización contra la barbarie y el bien contra el mal. Cómo no emocionarse ante el sabio anciano encarándose contra la bestialidad del general mutilado. Sus palabras son parte de la mitología española, un evangelio de valentía cívica ante el que solo cabe aplaudir con reverencia.

martes, 8 de mayo de 2018

Asturias



Canciones mineras de Victor manuel


El abuelo Victor.


En la planta 14.



viernes, 4 de mayo de 2018

Pero no mía ....


Libre te quiero es el título de un poema del escritor Agustín García Calvo. A dicho poema le puso música el compositor y cantante Amancio Prada en el disco grabado en 1979 Canciones de amor y celda.

Libre te quiero
como arroyo que brinca
de peña en peña,
pero no mía.

Grande te quiero
como monte preñado
de primavera,
pero no mía.

Buena te quiero
como pan que no sabe
su masa buena,
pero no mía.

Alta te quiero
como chopo que al cielo
se despereza,
se despereza,
pero no mía.

Blanca te quiero
como flor de azahares
sobre la tierra,
pero no mía.

Pero no mía
ni de Dios ni de nadie
ni tuya siquiera.

No, no, no, no, no,
no mía.

No, no, no, no, no,
no, no, no, no,
ni tuya.

No, no, no, no, no,
no, no, no, no, no,
no mía.


Agustín García Calvo (Zamora, 1926-Ibídem, 2012) fue ensayista, poeta, dramaturgo,

traductor y profesor. Se doctoró en Filología Clásica  por la Universidad de Salamanca con la tesis "Prosodia y métrica antigua". Fue catedrático de instituto y profesor de latín en la universidad salmantina, en la que ingresó como profesor adjunto en 1953. Posteriormente obtuvo la cátedra de Filología Latina en la Universidad de Sevilla, donde ejerció la docencia durante cinco años, hasta su traslado a la  Complutense de Madrid en 1964. Debido a  su participación en las revueltas estudiantiles a favor de la democracia en febrero de 1965, fue apartado de su cátedra junto a los profesores Enrique Tierno Galván y José Luis López Aranguren. En 1969 comenzó en París un exilio voluntario de siete años, durante los cuales compaginó la escritura con la docencia en la universidad de Lille y en el Collège de France. En la capital francesa colaboró como traductor con la editorial Ruedo Ibérico y coordinó una tertulia política en el café La bole d'or, en el barrio Latino. En 1976 se reincorporó a su cátedra, en la que permaneció hasta su jubilación en 1992. Después fue nombrado profesor emérito de UCM. Formó  parte del Círculo Lingüístico de Madrid junto con Rafael Sánchez Ferlosio y Carlos Piera. En 1988 lanzó el proyecto de una Escuela de Lingüística, Lógica y Artes del Lenguaje, una apuesta educativa antisistema y multidisciplinar que continuó hasta 1991. Participó en coloquios, conferencias y tertulias, como las del Ateneo o el Círculo de Bellas Artes, y colaboró con el teatro madrileño de La Abadía. Por encargo del entonces presidente de la Comunidad de Madrid, Joaquín Leguina, escribió la letra del Himno de la Comunidad, por el precio simbólico de una peseta.

Fue galardonado tres veces con un Premio Nacional: de Ensayo 1990 (por Hablando de lo que habla. Estudios de lenguaje, recopilación de artículos),  de Literatura Dramática 1999 (por La baraja del rey don Pedro) y de Traducción 2006, por el conjunto de su obra.

Como filólogo, hizo importantes aportaciones a la lingüística. Expuso su teoría general en la trilogía Del lenguaje -formada por Del lenguaje (1983), De la construcción (1983) y Del aparato (1993)-,  así como en el volumen reconocido con el Premio Nacional de Ensayo. En el ámbito del pensamiento, destacan los ensayos  ¿Qué es el estado? (1977), Lecturas presocráticas I y II (1981 y 1985), Contra el tiempo (1993), De Dios (1996) y Contra la realidad (1997).

De sus obras teatrales, sobresalen también Rey de una hora, Tres farsas trágicas y una danza titánica, Pasión. Farsa trágica, La rana y el alacrán  o Loco de amor. Su producción poética se recoge en  Sermón del ser y no ser (1972), Canciones y soliloquios (1976), Libro de conjuros (1979), Relatos de amor (1980), Valorio 42 veces (1984) o Ramo de romances y baladas (1992), entre otras. Sus poemas han inspirado versiones musicales como las de Amancio Prada o Chicho Sánchez Ferlosio. La crítica ha señalado su influencia en parte de la obra poética de Miguel Ángel Velasco*.

Tradujo, entre otros, textos de Shakespeare (Sonetos de amor, Sueño de una noche de verano, Macbetth), de autores clásicos (Virgilio; Edipo Rey, de Sófocles;  Los Carboneros, de Aristófanes, o la Ilíada), así como de Brassens y P. Valéry.

El poema elegido fue musicado por Amancio Prada, quien lo incluyó en su disco Canciones de amor y celda (1979),  y dio título al documental de 2012 realizado por Basilio Martín Patino sobre el movimiento de indignados del 15-M, de cuya banda sonora forma parte esta canción interpretada por Amancio Prada.