Inger Enkvist, experta internacional en materia educativa, nos da su opinión sobre el modelo de educación actual.
Adrián Begoña (coordinador del área de educación en Unión Progreso y Democracia, UPyD) entrevista para AS21 a Inger Enkvist y repasa con ella algunos puntos críticos del sistema educativo.
Inger es catedrática de español en la Universidad de Lund, Suecia. Ha traducido al sueco la obra de Vargas Llosa y de Juan Goytisolo. Posee larga experiencia como docente tanto de primaria, como de secundaria y universidad. Ha publicado múltiples obras sobre pedagogía, es asesora del Ministerio de Educación sueco y se ha especializado en la comparación entre los sistemas de educación en diferentes países.
En febrero de este año fue invitada por el Parlamento Catalán como experta y criticó allí que la nueva Ley de Educación Catalana obviara problemas fundamentales, como la acogida de alumnos inmigrantes o la baja calidad del sistema. En abril fue invitada a Madrid por la Fundación de las Cajas de Ahorros para presentar su estudio “La influencia de la nueva pedagogía en la educación: el ejemplo de Suecia”. Con ocasión de su visita, tuvimos la oportunidad de entrevistarla y recabar su opinión sobre temas candentes en los sistemas educativos europeos.
¿Qué opinión le merece el estado actual de la educación en Europa?
El estado actual tiene una relación con el bienestar del que hemos gozado durante casi medio siglo. Creo que el problema empezó por los años 60, no sólo por la expansión de la educación, porque eso en sí no es un problema, sino porque al mismo tiempo decidimos hacer las cosas más fáciles para los jóvenes. Se pensó que no era necesario pedirles y exigirles tanto y se iniciaron una serie de reformas “light” para reducir el trabajo en casa, tener menos exámenes, eliminar pruebas de reválida, etc. Paso a paso se ha ido eliminando la idea de la educación como esfuerzo por parte del joven y nos hemos acercado a algo así como la “educación por ósmosis”: estando en un establecimiento escolar, el alumno aprende sin mucho esfuerzo. Y esto lo hemos hecho, antes o después, en casi todos los países de Europa Occidental. Por eso los países de Europa Oriental han abierto mucho los ojos cuando han visto que los países más exitosos económicamente habían dejado atrás las exigencias escolares y se ha visto que a veces alumnos que vienen de países como Polonia tienen ventaja frente a alumnos de Europa Occidental.
¿Cómo es posible que el Informe PISA señale que Finlandia aventaja claramente a otros países de su entorno, como Suecia, Dinamarca o Noruega, o a otros de larga tradición educativa como Francia?
Yo creo que por una “suerte” histórica en este caso. Finlandia tuvo una guerra civil después de la Primera Guerra Mundial. Durante la Segunda Guerra Mundial fueron atacados por la Unión Soviética, murió mucha gente y después, algo muy curioso, tuvieron que pagar una reparación de guerra. Es decir, no tuvieron dinero para hacer esas reformas educativas tan optimistas que se introdujeron en el resto de Europa Occidental. Así que, por haber llegado tarde al bienestar económico y también por sus experiencias históricas, Finlandia no se ha dejado tentar por ese facilismo escolar en el que hemos caído otros países. Cuando uno habla con los profesores finlandeses, o lee los documentos escritos por ellos, queda claro que ellos no tienen ningún método pedagógico especial. Lo que hacen es tener buenos profesores y exigir un buen nivel de conocimientos a los profesores desde el preescolar. Exigen trabajo a sus estudiantes y han mantenido exámenes como la reválida de Bachillerato. Tienen exámenes para entrar a las diferentes carreras universitarias y hay númerus clausus en casi todas ellas. Han mantenido estructuras que otros países han dejado atrás y les va bien. Muchas veces pienso que si Suecia no hubiera entrado en el camino de las reformas, que empezó más o menos en 1970, hubiéramos tenido una ventaja enorme respecto a Finlandia, que siempre fue un “hermano menor” para los suecos.
¿Piensa que un sistema educativo deficiente puede deteriorar la convivencia democrática de un país?
Creo que hay una relación estrecha entre la educación en la escuela y el buen funcionamiento de una democracia. Pienso como Sarmiento , el antiguo presidente argentino, que estamos educando al soberano. Una escuela que funciona bien enseña una actitud analítica frente al mundo, enseña el esfuerzo y enseña que detrás del esfuerzo hay una recompensa. Eso son principios sociales muy útiles para la convivencia. Lo que hicimos en buena parte de Europa fue quizás dejarnos tentar por el bienestar y pensar que todo consistía en recibir, recibir y recibir, y que los ciudadanos podemos pedir todo al Estado, que tiene obligaciones con nosotros, mientras que nosotros solo tenemos derechos. Esto, claro, es un tipo de razonamiento mágico, porque el Estado somos nosotros! En una buena escuela se aprenden conocimientos, se aceptan reglas en común y se adquiere una actitud analítica frente al mundo. Una escuela que transmite que solo tenemos derechos, que todo es fácil y que uno no tiene que dar cuenta por sus acciones, es muy perjudicial para la convivencia democrática.
¿Qué opinión le merece la situación de la enseñanza en España? ¿Qué podría hacer nuestro Parlamento para mejorar la calidad del sistema educativo?
Lo que creo que hay que volver a hacer, tanto en España como en otros países, es precisar claramente lo que debe aprender un alumno cada año, o por lo menos cada ciclo escolar. Si dejamos que los alumnos sigan adelante sin tener el nivel necesario, el aprendizaje se hace imposible, y la convivencia se deteriora. Esto no era tan necesario cuando la gente vivía en el mismo lugar durante largo tiempo, pero ahora hay tanta movilidad, que hay que introducir un poco más de estructura. Y creo que también tenemos que preguntarnos si deben estudiar juntos los estudiantes solo por tener la misma edad. Yo sé que esto es un tema tabú, y que nadie quiere tocar este asunto, pero tenemos que preguntarnos si todos los cursos escolares son un beneficio social al que todos tenemos derecho, o si hay que ganarse estar en cierto año escolar.
Otro aspecto muy importante es la conducta. Durante mucho tiempo los políticos han quitado a las escuelas, a los directores y a los profesores todos los instrumentos para exigir cierta conducta por parte de los alumnos. En Suecia y en otras partes de Europa hay muchas escuelas que son ingobernables porque los adultos no disponen de medios para mantener el orden, o para proteger a ciertos alumnos frente a otros. Los políticos necesitan valor para devolver la autoridad a los adultos. Los políticos también necesitan valor para terminar con la burocracia, porque es algo que han introducido ellos en las escuelas. Los profesores deben trabajar con el aprendizaje de los alumnos y deben estar enfocados a obtener buenos resultados. Si se les imponen muchas tareas administrativas, eso les quita tiempo y concentración para su tarea principal, que es enseñar, y eso disminuye la calidad.
En resumen, propongo tres medidas que son más políticas que pedagógicas: definir claramente el aprendizaje de cada año, asegurar unas reglas de conducta y combatir la burocracia.
Sin embargo, aquí en España el Gobierno no se ha adentrado en ese camino, pero ha anunciado que va a regalar un portátil a cada alumno de quinto de primaria. ¿Piensa que es una medida eficaz?
No. Esas son las ilusiones de la modernidad. En Suecia hay gente que piensa que la escuela anda mal porque no es suficientemente moderna, pero hemos tenido varias experiencias para fomentar el uso de la tecnología en la escuela y no han mejorado los resultados o han llegado incluso a empeorar. Y esto se explica porque la tecnología quita tiempo para lo que es esencial: el aprendizaje de conocimientos precisos y del lenguaje. Y además, esto es irónico, para aprovechar bien la informática, el joven debe dominar el lenguaje y debe tener un montón de conocimientos precisos sobre el mundo. Y es precisamente eso lo que queda relegado cuando hay un gran énfasis en la informática. Así que, la informática es un instrumento magnífico para los profesores y para las personas que ya han terminado la etapa de formación. Pero no hay que creer que una herramienta que es muy útil para una persona ya formada, lo va a ser también para una que está en proceso de formación. Cada cosa a su momento.
Nos consta que ha leído el programa electoral en materia de educación de UPyD. ¿Le parece acertado? ¿Echa de menos alguna propuesta?
Me parece muy acertado, y en particular me he fijado en dos cosas. Eso de que el programa hable de una educación en común, de un currículum educativo común para todo el país, me parece muy acertado. ¡Es que no se puede hacer otra cosa! Es muy difícil mantener cohesionado un país sin tener un currículum en común. Ha sido un error entregar tantas competencias a las Autonomías. Si ahora estamos hablando de armonizar los diplomas europeos, es ir contracorriente el introducir diferencias dentro de un país. Además, los alumnos se mudan cada vez más, de región o de país, y por eso necesitan un currículum en común para no perder años escolares, o quedar descolgados de sus compañeros. Tenemos el ejemplo de Estados Unidos, que tiene un currículum diferente para cada estado, y eso se señala siempre como un problema para la calidad de la educación.
Otra cosa que me gusta mucho es lo que se dice sobre una lengua en común. Creo que un país debe tener una lengua en común, y después las regiones deben poder añadir otra. Tanto a propósito de la lengua como del currículum, creo que hay que tener una base en común, y después que cada región añada lo que quiera. Pero sustraer de lo común me parece una equivocación, una forma de encerrar a los alumnos en su región, y de socavar el valor de los diplomas. Si añadimos al facilismo escolar del que hablamos anteriormente, currículos regionales, absentismo en los colegios y un énfasis en la tecnología más que en los conocimientos, nos queda como resultado una educación muy fragmentada y nada sólida.
Para forjar una cultura son necesarios elementos en común. Uno podría decir ¿pero por qué elementos en común? Si no tenemos elementos en común con nuestros vecinos, colaboradores, compañeros de trabajo, etc., entonces nos cansa mucho la convivencia, porque siempre va a haber que negociar lo que se dice, lo que no se dice, lo que se entiende, lo que no se entiende... Se puede hacer, pero también necesitamos el tipo de descanso que supone tener en la vida laboral, en los círculos en los que nos movemos, algunas cosas que son evidentes. Eso es tener una cultura en común, y lo necesitamos para desarrollarnos y poder enfocar nuestra atención en otras cosas. Si no, toda nuestra atención va a quedar absorta en la simple convivencia. Es un asunto importante a tomar en consideración.
Respecto al tema de la inmigración, ¿existen experiencias exitosas en países en cuanto a su acogimiento escolar?
Casi todos los países tienen aulas de enlace y después introducen a los alumnos en las clases ordinarias por su edad. Creo que se están cometiendo injusticias, tanto para los alumnos inmigrantes, como para el resto de alumnos. Si los alumnos inmigrantes tienen el mismo nivel de conocimientos y de lengua que el resto de la clase, entonces no hay ningún tipo de problema. Pero si no tienen el mismo nivel, entonces no van a aprovechar la clase y van a frenar al resto de compañeros. Yo sé que decir esto es polémico, pero lo que vemos en España y en otros países, es que si hay inmigrantes que son introducidos en el aula sin tener en cuenta nada más que su edad, se produce un retraso en el aprendizaje de todos, y como consecuencia algunas familias sacan a sus hijos del colegio. Esto es negativo que suceda, pero va a seguir pasando si los alumnos inmigrantes no están en un aula con el nivel que corresponde a sus conocimientos.
En España hay casos de chavales que prácticamente no han pisado una escuela en su país, que al llegar aquí han sido introducidos en 48 horas en un aula atendiendo únicamente de su edad. Quizás habría que defender el derecho del alumno inmigrante a entender lo que se está hablando en clase, el derecho a ser integrado en un curso adecuado a su nivel…
Yo leí hace años un trabajo que me impresionó mucho, de un norteamericano que se llama Richard Light. Había entrevistado a muchos estudiantes de Harvard, como 10.000, o cosa así y esos chicos destacaron sobre todo dos cosas sobre lo que había sido la gran experiencia de haber estudiado la licenciatura en Harvard: primero, había sido una gran experiencia haber hecho trabajos individuales escritos con algo de investigación; segundo, había sido una gran experiencia estudiar en un ambiente con personas de diferentes culturas, pero con las que compartían un mismo nivel y unos mismos intereses. Eso es algo que falla en las aulas de muchos colegios, porque los alumnos no siempre tienen un mismo nivel, ni unos mismos intereses. Por lo tanto, hay que manejar bien la multiculturalidad, porque la multiculturalidad es un enriquecimiento bajo ciertas condiciones y hay que crear esas condiciones. No es un enriquecimiento automático y eso es algo que en general los políticos no quieren ni tocar.
Para terminar, en febrero fue invitada por el Parlamento Catalán, al debate sobre la nueva Ley de Educación Catalana ¿Tomó en cuenta el Parlamento Catalán alguna de sus recomendaciones?
Me habían invitado para dar mi punto de vista sobre algunos puntos de la Ley, pero tampoco tienen ninguna obligación de aceptar mis observaciones. Yo me siento honrada por haber sido invitada, y si sirvió para algo, mejor que mejor.
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