sábado, 9 de noviembre de 2019

Joaquín Sabina


Tenía 21 años y era un joven melenudo, inconformista y revolucionario. España llevaba 31 años sumida en una férrea dictadura y este joven andaluz, por aquel entonces estudiante de Filología Románica en la Universidad de Granada, quería cambiar las cosas. ¿Y qué se le ocurrió? Estallar un cóctel molotov en una sucursal del Banco de Bilbao. Ese melenudo se llamaba Joaquín y se apellidaba Sabina. Igual le suena a más de uno.

Los hechos ocurrieron en 1970. Joaquín Sabina (Úbeda, Jaén, 1949) puso el explosivo en el Banco de Bilbao junto a varios compañeros como protesta contra el proceso de Burgos. En este juicio, conocido también como juicio de Burgos o consejo de guerra de Burgos, se juzgó a 16 miembros de ETA acusados de asesinar a tres personas. Se condenó a muerte a nueve de ellos. Sin embargo, las protestas nacionales y la presión internacional consiguieron que Franco cambiara la pena capital por 500 años de condena a cada uno de ellos (o lo que es lo mismo, cadena perpetua).

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