La Melancolía no es necesariamente poética; sin embargo, el Romanticismo la reclamó como un ingrediente imprescindible para el hecho poético, esencialmente debido a que este movimiento supuso que el arte, o mejor dicho, toda intención artística, procede de un estado de tristeza.
- Los placeres de la melancolía (The Pleasures of Melancholy, Thomas Warton)
- Alienación (Alienation, H.P. Lovecraft)
- Las noches recuerdan (The Nights Remember, Sara Teasdale)
- Melancolía (Melancholy, Samuel Coleridge)
- Oda a la melancolía (Ode to Melancholy, John Keats)
- Pensé en ti (I Thought of You, Sara Teasdale)
- Adiós al amor (Farewell to Love, John Donne)
- El espantapájaros (The Scarecrow, Walter de la Mare)
- El espejo de la melancolía (El espejo de la melancolía, Alejandra Pizarnik)
- El jardín del amor (The Garden of Love, William Blake)
- El pozo de la melancolía (The Melancholy Pool, Clark Ashton Smith)
- Annabel Lee (Annabel Lee, E.A. Poe)
- Cuando las suaves voces mueren (When Soft Voices Die, Percy Bysshe Shelley)
- El dolor y el tiempo no luchan (Pain and Time Strive Not, William Morris)
- Me habrías entendido (You Would Have Understood Me, Ernest Dowson)
- Nadie, ni siquiera la lluvia (Nobody, Not Even the Rain, E.E. Cummings)
- Nostalgia (Nostalgia, Mary Elizabeth Counselman)
- No tuve tiempo para odiar (I Had no Time to Hate, Emily Dickinson)
- Por los viejos tiempos (Auld Lang Syne, Robert Burns)
- Remordimiento póstumo (Remords posthume, Charles Baudelaire)
- Sorprendido por la alegría (Surprised by Joy, William Wordsworth)
- Una lluvia inusual (An Unusual Rain, Charlotte Perkins Gilman)
- De Adán, para Lilith (Adam, to Lilith, E. Hoffmann Price)
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